Las cosas como son, el alfajor es el rey de los snacks dulces del país.
Argentina es el consumidor por excelencia de alfajores, pero sepamos que esta delicia nació en realidad por las lejanas tierras del oriente, aunque logró una identidad completamente diferente a la original.
El escritor gastronómico Ismael Galiana, define al alfajor en su libro «Insólita Murcia» como: «Palabra castellanizada del árabe que significa panal de miel. Una torta de miel, almendras y avellanas, esencia de bergamoto, una pizca de canela y anís, emparedada entre obleas. Se elabora principalmente cuando es tiempo de navidad, en casas y pequeñas confiterías, sobre todo en el noroeste murciano.»
En el artículo 761 bis del Código Alimentario se entiende por alfajor «el producto constituido por dos o más galletitas, galletas o masas horneadas, adheridas entre sí por productos, tales como, mermeladas, jaleas, dulces u otras sustancias o mezclas de sustancias alimenticias de uso permitido. Podrán estar revestidos parcial o totalmente por coberturas, o baños de repostería u otras sustancias y contener frutas secas enteras o partidas, coco rallado o adornos cuyos constituyentes se encuentren admitidos en el presente Código».
Es decir, dos galletitas, separadas por un relleno de dulce de leche o mermelada y bañadas por chocolate.
Quizás el más tradicional en el país, sinónimo de chocolate y buenos momentos, es el Havanna que abrió su fábrica el 6 de enero de 1948 en Mar del Plata y a través de los años logró expandirse, primero por la Costa Atlántica, más tarde por todo el país, y más recientemente en el resto del mundo.
El 40% de los argentinos consume alfajores de manera semanal o incluso con más frecuencia.
Así entienden hoy los argentinos al alfajor, y cada provincia tiene su marca preferida y autóctona que la define. Esta golosina con siglos de historia fue transformándose a través de los tiempos y las tierras, adaptándose a cada cultura y pueblo en el que apareció. De chocolate, frutas, maizena; recubierto con azúcar o decorado con frutas secas.
Hoy es parte de la identidad argentina y uno de los snacks preferidas de los habitantes del país, y forma parte de la cultura gastronómica de estas tierras.
Luego de este maravilloso e histórico introito pasamos a regalarles nuestra preciada receta. Quedan riquísimos, son fáciles de hacer y super rendidores. Nada que envidiarles a ninguno que hayan probado. Palabra de Eat Girls!
Necesitaremos harina leudante, azúcar, nueces molidas (o harina de almendras), cacao amargo, bicarbonato de sodio, huevos, manteca, dulce de leche repostero, chocolate blanco para bañar y nueces picadas para decorar.
Y el toque mágico: Ralladura de naranja.
El dulce de leche que sea repostero y de buena calidad. Esto marcará la diferencia sin dudas.
Procedimiento:
Procesar las nueces y reservar. Después batimos a blanco la manteca y el azúcar, agregamos de a uno los huevos –a temperatura ambiente. y luego las nueces molidas.
En un bowl tamizamos el cacao con la harina y el bicarbonato y lo agregarnos a la mezcla anterior. Formamos un bollo pero SIN AMASAR (importante).
Llevamos a heladera para enfriar una hora al menos (o 15 min. de freezer si están apurados). Luego estiramos la masa a 3 o 4 mm de espesor y cortamos con cortante de 5 cm de diámetro.
Cocinar en horno caliente a 180°C por 10 minutos aproximadamente o hasta que estén dorados y la masa este seca.
Armado:
Armar alfajores de rellenándolos con dulce de leche repostero (háganlo prolijamente con una manga) y bañar con chocolate blanco (compren y ponerle nueces picadas por encima.
Son una DELICIA. No van a poder parar! Y sus amigos: FELICES.