Madrid es una capital gastronómica que lo tiene todo. Estrellas del arte de lo efímero, tapas, pinchos gourmet, bares de copas, chiringuitos y afines. Para todos los gustos y bolsillos.
Los que saben, dicen que comer bien a buen precio en zona de Chamberí es sinónimo de Las Tortillas de Gabino.
Y hasta allí fuimos!
EatGirls llegó a las Tortillas curiosamente de la mano de un Catalán que perdió su “pedigree” cuando vivió en Madrid. 😜
Nino Redruello en la cocina, y su primo Ekaitz en sala la rompen en este bistró. Funciona a lleno y desde su web aceptan reservaciones.
El ambiente es cálido, sobrio y espacioso pues cuenta con varios salones y durante sus mediodías laborables reúne un público compuesto mayormente de ejecutivos que mezclan negocios con placer. Para mi, punto a favor. No hay turistas!
Las Tortillas de Gabino debe claramente su nombre a las tortillas. Ello es tan obvio que aclararlo es redundar, pero bueno siempre hay quien precisa ser avispado.
Hacen 7 tortillas diferentes: Velazqueña, que es la clásica que hacía Gabino, de patatas chips con salmorejo, con pulpo a la gallega, tortilla de torta del casar, tortilla negra, trufada y guisada con callos.
La selección natural me indicó que debía probar 2. La normalita (para parametrear) y una con punch: la Trufada claramente.
Son pequeñas. Las traen a la mesa en su sartén y si no estás atento te la parten y sirven en un abrir y cerrar de ojos antes que puedas tomar la foto pal feisbuk. Los ojos siempre bien abiertos ante todo.
Mi gran sorpresa fue el timing desde la comanda hasta la bajada del plato: 5 minutos, lo que me obligó a preguntar al mozo cuanto tiempo tardan en hacerlas. Y tardan 4 minutos en hacerlas bien jugosas, deliciosas y adictivas. Tomo nota.
Hasta acá las Tortillas.
Los muchachos y muchachas de Gabino podrían haber dormido la siesta de los justos reposando plácidamente en su don de tortillas makers pero nooooooo…. se la juegan… también hay muchos platos clásicos a los que les han dado un twist demostrando que no todo lo que brilla es papa y huevo. Entre otras deidades podemos encontrar croquetas de jamon ibérico y de boletus ultra cremosas. Pulpo churrascadito, navajas gratinadas, bacalao negro y carrillera. Eso y más.
Y, cuando uno cree que ya lo ha visto todo aparece EL, el corolario, la frutilla del postre: el Flan “accidental” de queso brie que la borda bien bordada. Como les explico que quiero la receta y que no me animé a pedirla?
Muchos años de experiencia y camino recorrido hay en este restaurante, donde lo difícil lo hacen fácil, donde hay magia, donde se cocina con el corazón… Y se nota.
Con la panza contenta todo es más divertido así que, siempre con mesura y en la medida de lo posible: no se priven!
