Vico Wine Bar

Más info

Imprescindible Reservar
Estacionamiento en la calle
Abre a las 18

Dónde |

Gurruchaga 1149, Buenos Aires, Argentina

Llevó mucho tiempo de creación, de elaboración, de puesta a punto. Vico Wine Bar se hizo desear. Y generó, cómo todo lo que se hace desear, mucha expectativa. Y sobre todo porque estaba en cabeza del genio de Pablo Colina.

Hace un mes que inauguró y por una cosa u otra, no habíamos podido ir. Y ayer se me dio. Y fuimos. Y cumplió. Y superó mis expectativas. Y en mucho.

El concepto es un bar de vinos por copa (no venden botellas) muy descontracturado, con raciones y platos. Vos armás tu propio maridaje.

El lugar es divino, elegante, acogedor. Hay 5 sommeliers, con Pablito a la cabeza, que te aconsejan, si querés, con tus elecciones. Te entregan una tarjeta cuando te sentás para que te vayas sirviendo el vino que elijas. Hay muchísimas etiquetas de vinos. Desde medios a alta gama.

Cada vino podés elegir si tomarlo tipo degustación (35 C.C.), media copa (70 C.C.) o copa entera (150 C.C.). En medida degustación tenés desde 35 pesos hasta ciento y poco. Una verdadera oportunidad para probar vinos que por hache o por be, no tomarías en otra ocasión. Las máquinas conservan los vinos a temperatura perfecta. Y los vinos se mantienen oxigenados e indemnes por 20 días.

Interesantísima propuesta de bar de vinos donde cada uno se arma su propia aventura. La estrella del lugar es el vino, pero la cocina no se le queda atrás.

Carta corta, muy interesante y riquísima responsabilidad del maravilloso Julian Gastón del Pino Las porciones son chicas, ellos te lo aclaran en todo momento. Pero todo lo que probamos fue riquísimo. Los panes que te traen al principio son deliciosos. Comimos trucha marinada, zucchinis asados, vinagreta de miel y nuez. Langostinos, crema ácida de almendras, apio crocante. Mollejas, emulsión de zanahorias, vinagreta de peras y pepinos. Pulpo, papas y alioli de pimentón. Cordero braseado y gnocchis de queso manchego (quiero morir dentro de un plato de esos gnocchis). Linguini de semolín con ragout de rabo. Y TODOS los postres. Riquísimos! Mención especial para el postre de bizcocho de mandarina, y para el de cremoso de banana y para el de las peras al vino. Ah, no, pará. Je, son todos… todos al podio al final.

El salón súper acogedor: hay  living adelante y mesas altas atrás con butacas CON respaldo. Los baños son en PB (muy importante por si te tentaste mucho y ya no podes subir por las escaleras). En el primer piso tienen un salón precioso con una mesa grande, tres pequeñas y un pequeño living. Ahí además tienen las máquinas con los vinos importados. Las máquinas son como una gran carta de vinos visual, ordenadas como tal, por cepas.

El salón es ordenado, las mesas espaciadas, es divertido, interesante. La cocina está al fondo y a la vista.

Pensamos que iba a ser una salida corta y estuvimos 4 horas y media. Imprescindible reservar. Está en un lugar en el que todavía encontrás lugar para estacionar en la calle. Punto a favor. Pero no sé por cuánto tiempo más.

Volveremos. Muchas veces. Un placer para los sentidos. Y mimados a ultranza por alguien que de calidad en vinos, atención y servicio, es un “namber uán”.

Gurruchaga 1149. #YoTeLoAvisé
P.S.: abre a las 18, así que también puede ser un After Office.

Compartir

Te puede interesar

De autor

CHARO

Cafetería y pasteleria

Rizoma