La focaccia es un pan plano, originario de Italia. Más específicamente de Génova, capital de la Liguria. Reúne siglos de tradición e historias. Es tan popular que se come en cualquier momento y en cualquier lado. Incluso se ha llegado a comer en las Iglesias.
Sólo lleva cinco ingredientes: agua, aceite de oliva extra virgen, harina, levadura y sal. Lo importante es confeccionarla con mucho cuidado y siguiendo la receta.
PREPARACIÓN
Romper la levadura en el agua.
Mezclar la harina y la sal en un bowl.
Agregar la mitad del agua con la levadura revolviendo con cuchara o cornet.
Agregar el aceite y de a poco, el resto del agua.Hacer pliegues. Cada pliegue es en cuatro tiempos girando el bowl. Los pliegues hay que hacerlos con las manos humedecidas en agua y tomar la masa con los dedos bien abiertos, cuidando de no romperla.
Después de hacer un pliegue, tapar la masa. A los 30/40 minutos repetir la operación. Así 4 veces hasta que la masa quede lisa sin grumos.
La última vez tapar el bowl y ponerlo en la heladera mínimo 24 horas.
Al día siguiente aceitar la asadera con bastante AOEV, volcar la masa con mucho cuidado.
Poner un chorro de oliva sobre la masa.
Estirar la masa delicadamente. Si la masa se resiste mucho, dejar descansar un rato y seguir estirando. Mientras estiramos la masa, presionar con los dedos para hacer agujeros sin romper la masa.
Dejamos descansar en la asadera hasta que duplique su volumen.
Mientras prendemos horno a 200º C.
Decoramos la focaccia con lo que nuestra imaginación y la heladera nos dicten. No olvidar ponerle unos granos de sal.
Poner la focaccia en el horno alrededor de 25/30 minutos. La focaccia debe quedar dorada.
Aprovechamos el espíritu italiano imperante en la cocina con el aroma de la focaccia y podemos jugarnos con estos Gnudi de Espinacas
